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Opinión: La realidad laboral femenina

Por: Lissette Wackerling Patiño, Directora Regional SernamEG

Si bien cada día somos más las mujeres profesionales o que tenemos un trabajo remunerado, según el Boletín de empleo trimestral de la Región del Biobio, INE 2021, la participación laboral femenina a nivel regional es del  41,3% , lo que se traduce en una brecha de 22,5% respecto a los hombres.

Estas cifras son importantes, ya que más del 58% de las mujeres de la región no acceden a un empleo formal. Es decir, no tienen una autonomía económica, por lo que aumenta la probabilidad de estar subordinada a las disposiciones de un esposo o pareja. Esta “independencia”, permite aumentar los ingresos, potenciar la toma de decisiones, entre otras cosas.

El contar con ingresos propios le proporciona a la mujer mayores posibilidades de salir de una relación que no sea saludable; puede romper la rueda de control y poder; en concreto, darle independencia  y libertad. Como dato, el INE en 2021 afirma que el 38,4% de las mujeres chilenas no cuentan con ingresos propios.

Las mujeres se enfrentan a barreras en el acceso y permanencia del mundo laboral que se expresa por ejemplo en un ingreso medio más bajo que el de los hombres, o la desigualdad de tiempo trabajado en labores no remuneras (o domésticas), donde las mujeres realizan 5,89 horas diarias de trabajo no remunerado, mientras que los hombres realizan solo 2,7 horas diariamente.

Además, las mujeres recibimos un ingreso medio 26,9% inferior en promedio a los hombres, brecha que existe en los distintos niveles educacionales aunque con diferente magnitud.  Por ejemplo, las mujeres con educación superior completa reciben un sueldo 21,3% menor que los hombres. Esto según la Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI), Año 2019.

Aumentar la participación laboral de las mujeres es un desafío que debemos enfrentar como sociedad, abordando estrategias públicas y privadas que permitan hacer frente a las desigualdades y barreras que vivimos. Hay estudios que demuestran que mientras más mujeres se incorporan al mundo laboral, la pobreza disminuiría considerablemente y el producto interno bruto aumentaría, por tanto es rentable apoyar la inserción laboral femenina. Si bien la problemática es global, este se enfrenta localmente, por lo que invitamos a organizaciones publicas y privadas a hacer frente a este problema.

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