Una grave polémica se desató en Australia luego de que se conociera que al menos 750 koalas fueron abatidos por tiradores especializados desde helicópteros en el Parque Nacional de Budj Bim, ubicado en el estado de Victoria.
Esta drástica decisión fue autorizada por las autoridades tras los devastadores incendios que en marzo de 2025 arrasaron más de dos mil hectáreas de vegetación, dejando a estos animales en condiciones críticas.
Las llamas destruyeron gran parte del hábitat y la fuente de alimento de esta especie, lo que provocó que muchos koalas quedaran heridos, desnutridos y con pocas posibilidades de sobrevivir.
Frente a este escenario, el Departamento de Energía, Medio Ambiente y Clima de Victoria defendió el operativo, calificándolo como una “eutanasia humanitaria”, argumentando que los animales estaban condenados a una muerte lenta y dolorosa si no se intervenía.
La primera ministra del estado respaldó la acción, asegurando que se realizaron estudios que demostraban que los koalas no resistirían las condiciones post-incendio.
Según la versión oficial, se trató de un procedimiento planificado para garantizar que los disparos fueran lo más rápidos y precisos posible, minimizando el sufrimiento.
Sin embargo, la medida generó fuertes críticas desde organizaciones defensoras de los animales.
Jess Robertson, presidenta de la Alianza por los Koalas, puso en duda la ética y la precisión del método: “No se puede determinar con certeza si un koala está en condiciones críticas simplemente observándolo desde un helicóptero”, señaló.
Cabe recordar que desde 2022 los koalas están catalogados como especie en peligro de extinción en varios territorios australianos, lo que hace aún más controversial la decisión del gobierno local.
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