Tensos momentos se presenciaron la mañana del lunes 18 de diciembre en la Contraloría General de la República de Chile con la llegada de la nueva contralora subrogante.

Dorothy Pérez, abogada y actual líder del organismo, asumió como subrogante tras la partida de Jorge Bermúdez y lo primero que hizo fue dictar una resolución en la que modifica de forma estructural el funcionamiento del ente fiscalizador.

En su primer día en la jefatura, decidió crear nuevas divisiones de trabajo y reducir unidades de dotación de personal con el fin de concentrar los recursos materiales y financieros de la institución, además de pedirle la renuncia al jefe de gabinete Tomás Mackenney.

Junto con esto, decidió crear una división especial para fiscalizar actos de corrupción en Municipalidades y Gobiernos Regionales.

En cuanto a esto, «sus unidades se reducirán de 9 a 3 y se disminuirá su dotación, destinando parte de ella a realizar labores directas de fiscalización, jurídicas o de control de personal, ya sea en las Contralorías Regionales, en la nueva División de Gobiernos Regionales y Municipalidades o en otros equipos de línea», explicó en un documento.

La situación causó sorpresa debido a que su cargo es transitorio hasta que el Gobierno proponga un nombre al Senado.

Con todo, las aguas están lejos de calmarse al interior del edificio. Recordemos que en agosto de 2018, el entonces contralor Jorge Bermúdez le exigió la renuncia a Dorothy Pérez, alegando pérdida de confianza, ya que había sido citada como testigo en la investigación del fraude en Carabineros.

La abogada se negó a dejar su cargo y se generó una litigación que llegó a la Corte Suprema y le dio la razón, por lo que simplemente le otorgaron inamovible del organismo.