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No sólo un problema estético: Las 8 recomendaciones de profesionales para el tratamiento de las várices

Sus síntomas aumentan durante los meses más calurosos y pese a que puede afectar a personas de cualquier edad, suelen predominar en mujeres jóvenes.

Las várices consisten en una dilatación anormal de las venas superficiales de las piernas y aparecen cuando las válvulas de su interior no funcionan correctamente. Así, en vez de devolver la sangre hacia el corazón, la lleva hacia las extremidades inferiores, generando cansancio, pesadez y dolor.

Según la última Encuesta Nacional de Salud (ENS), un 8% de la población en Chile ha sido diagnosticada con esta patología, que «aparece con mayor frecuencia en mujeres, especialmente mayores de 20 o 30 años y sobre todo si ha tenido embarazos» y «cuando hay antecedentes familiares», según el Dr. Felipe Corvalán, cirujano de Clínica Santa María.

De acuerdo con el profesional, al ser dilataciones venosas, enlentecen el flujo de la sangre. «Es el mismo fenómeno que pasa en un río: cuando es delgado, el agua fluye rápido y cuando es ancho, fluye más lento. He ahí el riesgo de que se forme un coágulo», ejemplifica.

La enfermedad varicosa, cuya causa es una condición interna llamada insuficiencia venosa, no siempre tiene síntomas ni representa un problema médico. En una primera etapa pueden significar una molestia cosmética y la clave está en saber diferenciar las arañas vasculares de las varices denominadas tronculares.

«Las arañas vasculares, o telangiectasias, son pequeñas venas capilares dilatadas, superficiales de la piel, en la dermis. En cambio, las várices son venas dilatadas tortuosas más grandes y profundas, que suelen tener color morado o azulado, generalmente duelen y el paciente siente incomodidad y pesadez en las piernas», señala Carmen Gloria Fuentes, dermatóloga de la Clínica Ciudad del Mar.

Las personas suelen consultar por várices con mayor frecuencia durante los meses de verano y los síntomas aumentan en esta época debido a que los vasos venosos se dilatan y duelen con el calor.

Sus causas son diversas: algunas son inherentes, como la genética; otras son modificables.

Según Vicente Rodríguez, cirujano vascular y endovascular de Clínica Dávila, «quienes se ven afectados por esta dolencia presentan habitualmente distintos factores de riesgo o predisponentes como sobrepeso u obesidad, sedentarismo, tabaquismo o trabajos que exigen estar prolongados períodos de tiempo de pie o sentados, con poca movilización».

¿Cómo se tratan las várices?

Para aliviar los síntomas iniciales, cuando aparecen las primeras manifestaciones asociadas a las várices, los expertos recomiendan una serie de medidas:

  • Utilizar medias de compresión, que permiten disminuir la sensación de pesadez e hinchazón en las piernas Evitar la exposición al sol durante largas horas y sin moverse.
  • Aplicar duchas de agua fría en las piernas.
  • Evitar permanecer de pie durante mucho tiempo, especialmente en el caso de personas que tienen antecedentes familiares.
  • Recostarse y elevar las piernas por encima de la altura del corazón.
  • Evitar el uso de ropa demasiado ajustada.
  • Utilizar un calzado cómodo y de horma ancha, evitando tacos o zapatos elevados.
  • Realizar actividad física y preferir un estilo de vida saludable.

Tomás Figueroa, kinesiólogo de Clínica Biobío, también recomienda la presoterapia, tratamiento que utiliza la compresión de aire para estimular el sistema linfático y circulatorio, a través de masajes, que «es indolora y nos ayudará a eliminar la sensación de pesadez e inflamación de las piernas».

En el largo plazo, la presencia de várices podría tener complicaciones más graves como «manchas en la piel de las piernas, úlceras, sangramientos, trombosis e, incluso, puede terminar en flebitis (inflamación de una vena)», asegura Corvalán.

Por eso, cuando las molestias son severas, también se puede recurrir a la cirugía. La más utilizada es la safenectomía, una intervención quirúrgica, de carácter ambulatorio, en la que el cirujano punciona la vena, ya sea a nivel de la rodilla o tobillo, e introduce un catéter que permite extraerla y restablecer la correcta circulación de la sangre.

«El postoperatorio es bastante sencillo. El dolor se controla con analgésicos tradicionales y, en general, los pacientes pueden reincorporarse a sus actividades a los pocos días. Actualmente, existen otros procesos equivalentes a la safenectomía para tratar la vena safena, entre ellos, la endoablación, que sella e inutiliza internamente la vena con un láser», agrega el especialista de la Clínica Santa María.

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