Durante los primeros nueve meses de 2024 la Compañía General de Electricidad (CGE) ha reportado un alarmante aumento en el robo de instalaciones eléctricas, con más de 150 kilómetros de cable de cobre sustraídos. 

Este delito ha impactado severamente a más de 3,2 millones de clientes entre las regiones de Arica y Parinacota y La Araucanía. Desde CGE han denunciado que estos delitos están vinculados al crimen organizado, destacando la sofisticación y el modus operandi desarrollado por las bandas delictuales. 

Las regiones más afectadas por estos robos son Arica y Parinacota y Tarapacá, que registraron un total de 138 episodios, seguidas por Coquimbo (112) y O’Higgins (63). En el caso específico del Biobío, se han robado más de 10 mil metros de cable en un total de 19 ocasiones  respectivamente, posicionándose como la quinta región con mayor incidencia. 

Francisco Jaramillo, subdirector de operaciones de CGE, ha señalado que “el robo de cables no solo afecta la infraestructura, sino también la calidad y continuidad del servicio eléctrico para miles de clientes a lo largo de la zona de concesión de CGE”, expresó. 

El alarmante registro del incremento en el robo de cables asciende a un total de 451 episodios documentados. Estos han resultado en la sustracción de 153.595 metros de cable, lo que equivale a más de 45 toneladas de cobre. 

Los robos han afectado tanto las redes de media y baja tensión como las instalaciones de transmisión de energía. En cuanto al costo total por reparaciones hasta ahora supera los 2.190 millones de pesos, reflejando el impacto económico significativo que estos robos generan en la compañía y sus clientes.

Fotografía: CGE